Insuficiencia venosa crónica y su tratamiento con tecarterapia
La insuficiencia venosa crónica, conocida desde la antigüedad, afecta al 25% de la población adulta occidental.
Según datos del Capítulo Español de Flebología, esta patología afecta a cerca del 30% de los adultos españoles, De entre estos pacientes, hasta un 98% va a padecer en algún momento de la enfermedad dolor.
Por tanto, es una de las enfermedades más persistentes en los humanos y es el principal motivo de consulta por patología vascular en asistencia primaria. En nuestro país las enfermedades vasculares representan un 3,4% de las consultas.
Aunque es una enfermedad de buen pronóstico vital en principio, tiene una elevada morbilidad en estadios avanzados, por lo que su prevención es muy importante.
¿Qué es la insuficiencia venosa crónica?
a insuficiencia venosa crónica, también conocida por sus siglas como IVC, es la incapacidad de las venas para realizar el adecuado retorno de la sangre al corazón, lo que provoca la acumulación de ésta en las piernas, dando lugar a diferentes síntomas y problemas.
Las venas y arterias juegan un papel fundamental en el correcto funcionamiento de nuestro sistema circulatorio. Ya que son las encargadas de transportar la sangre desde el corazón a todo el cuerpo en dos direcciones. Desde el corazón a las diferentes partes del organismo, a través de las arterias, y a la inversa, a través de las venas.
Las paredes de las venas tienen unas válvulas diminutas que se abren y se cierran, y sirven para ayudar a controlar la presión y el flujo de la sangre, facilitando su adecuado retorno al corazón.
Cuando las venas de las piernas pierden elasticidad, se dilatan y provocan que las mencionadas válvulas estén muy separadas unas de otras y no cierren bien. Y como consecuencia, la sangre, atraída por la fuerza de la gravedad, se acumula en las piernas, produciendo la Insuficiencia Venosa Crónica (IVC).
Causas y síntomas de la insuficiencia venosa crónica
La insuficiencia venosa crónica es más frecuente en mujeres a partir de los 35 y 40 años, por una predisposición hormonal, y su prevalencia aumenta con los embarazos y con la edad (a partir de los 50 años, la mitad de la población la padece).
No obstante, cada vez afecta a pacientes más jóvenes debido principalmente a que esta patología tiene mucho que ver con el estilo de vida. El sedentarismo y la falta de ejercicio también pueden predisponer al desarrollo de esta patología, dado que la bomba muscular no se activa.
Pero si bien es cierto que habitualmente no representa un problema grave para la salud, merma severamente la calidad de vida personal y laboral de las personas que la sufren y supone un problema sanitario de primera magnitud.
Eso sí, existen diferentes factores que pueden influir y ser determinantes en la aparición de esta afección:
- Edad y factores genéticos
- Embarazo
- Alteraciones hormonales
- Sobrepeso
- Vida sedentaria y falta de ejercicio
Y los principales síntomas de la insuficiencia venosa crónica son:
- Dolor, hormigueo, pesadez y cansancio habitual en las piernas
- Hinchazón en la parte inferior de piernas y tobillos
- Calambres nocturnos
- Sensación de calor, enrojecimiento, sequedad y picor constante en la piel
- Arañas vasculares
- Varices
- Úlceras y trastornos dérmicos
Cómo tratar la insuficiencia venosa crónica
Desafortunadamente, la IVC es un problema que no desaparece con el tiempo. Por lo que es muy importante su diagnóstico y tratamiento temprano. Para así prevenir las complicaciones asociadas y el progreso de la enfermedad.
Actualmente no existe un tratamiento definitivo que permita recuperar totalmente el daño producido en el sistema venoso, pero existen diversos tratamientos disponibles para el abordaje de la insuficiencia venosa crónica:
- Adoptar hábitos de vida saludables: evitar permanecer de pie o sentado largo tiempo, seguir una dieta equilibrada, buena hidratación…
- Terapia compresiva
- Terapia farmacológica
- Cirugía
Y la tecarterapia vascular de Capenergy es una gran ayuda para los pacientes que presentan esta patología.
Destacamos la aplicación atérmica, que es una ventaja diferencial que aportan nuestros equipos de segunda generación. A través del drenaje electromagnético,
se produce un aumento significativo en la circulación sanguínea y linfática, mejorando el estado nutricional y la oxigenación interna de los tejidos.
Se han evidenciado mejoras en los síntomas de dolor desde la primera semana, así como en la reducción de volumen.
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